El golpe y la defección
Por Omar González García
Para que un golpe de estado a un régimen constitucional prospere, hacen falta, por lo menos, tres cosas.
La primera es la intención, embozada o no, de socavar las bases constitucionales del régimen, desde el propio régimen. Eso y no otra cosa es la sediciosa reforma propuesta por Pablo Gómez y Horacio Duarte, cuatroteros de caviar. Como es obvio la reforma fue presentada con el aval del titular del ejecutivo federal, modesto habitante de un no menos modesto palacio.
La segunda cosa es hallar al compañero ideal de viaje. En este caso no fue difícil encontrarlo. Alejandro Moreno Cárdenas, ave rapaz que a punta de sonoras amenazas de una antigua priísta cedió su doncellez política si alguna tuvo. Sus cercanos le llaman Alito y sus críticos Amlito, por su simbiosis por el único tabasqueño capaz de presidir al mismo tiempos dos partidos políticos. Moreno Cárdenas funge como conserje de ese cascarón vacío de militantes e ideología al que para abreviar llamamos PRI, que, unido a su gemelo, MoReNa, da lugar al PRIMOR, esa secta luminosa de neoiniciados que redime pecados y traiciones.
En tercer lugar, para que el golpe funcione a la perfección se requiere un topo, un infiltrado, un Judas Iscariote. Y el golpe ya encontró al suyo. Se trata de Jesús George Zamora, Contralor interno del INE que ha exigido, como si de un par se tratara, “serenidad y prudencia” a Lorenzo Córdova, presidente del Consejo General del INE, de quien el contralor demandó, prudencia y responsabilidad, “y que atienda todas las críticas”.
Luego de una ausencia más o menos prolongada de Buenos Aires, Ricardo Piglia descubrió, con horror, que las paradas de los autobuses decían “zona de detención”, como si el lenguaje fuera un arma más de la dictadura videlista. MoReNa hace lo mismo. No crea zonas de detención como Videla y sus huestes. Crea zonas de defección. Ya encontró a su primer usuario, Jesús George Zamora, el personaje que en 2019 la Cámara de Diputados, de mayoría oficialista, designó Titular del Órgano Interno de Control del INE hasta 2025, la sincronía de fechas no es gratuita. Era un golpe anunciado, la propuesta de Gómez y Duarte lo confirma y el recién adquirido protagonismo de Jesús George Zamora lo evidencia. La ditirámbica recomendación de la disminuida CNDH que preside, es un decir, Rosario Ibarra, no fue más que el cohetón que distrae a la multitud enardecida, pero el riesgo de perder lo poco o mucho que en materia democrática se ha andado desde por lo menos 1979, es evidente. Pocas horas tan propicias como éstas para hacer ciudadanía y defender al INE y al TEPJF de las hordas vandálicas que buscan, con esmero, su destrucción.
Consultor en derecho constitucional, profesor universitario. Tw: @Pagina23Anaquel
Correo electrónico: dcconsultoriaaplicada @gmail.com
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