Sandra Roldán
En el contexto agrícola de Oaxaca, el maíz blanco se erige no solo como un pilar alimenticio, sino también como un símbolo cultural profundamente arraigado en la vida cotidiana de sus habitantes.
Víctor López Leyva, titular de la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader), destacó que el consumo per cápita de maíz en Oaxaca es el más alto del mundo, alcanzando un promedio de 190 kilos anuales por persona. Esta cifra impresionante subraya la importancia de asegurar la producción local para satisfacer una demanda anual de ochocientas mil toneladas.
El desafío que enfrenta el gobierno estatal es monumental. Cuando la actual administración asumió el poder en 2023, la producción de maíz en Oaxaca se situaba en aproximadamente seiscientas cincuenta mil toneladas, una cifra insuficiente para cubrir la demanda interna. Según López Leyva, el objetivo al término de los seis años de gobierno es lograr la producción total de ochocientas mil toneladas, asegurando la autosuficiencia en este rubro vital.
Para alcanzar esta meta, el estado ha implementado dos programas clave: el programa de Abasto de Maíz Seguro, destinado a cubrir veinticinco mil hectáreas, y otro enfocado en el riego, que a pesar de su limitada extensión de cincuenta mil hectáreas, juega un papel crucial en la estabilidad de la producción. López Leyva subrayó que, aunque la mayor parte de las tierras de cultivo en Oaxaca dependen de las lluvias, las condiciones climáticas de este año han sido favorables, con un setenta por ciento de las precipitaciones ya registradas, lo que augura una buena cosecha.
Sin embargo, la autosuficiencia no solo depende del aumento de la producción local. Existen retos adicionales, como los flujos comerciales que desvían la producción de maíz de alta calidad hacia otros estados, como Puebla. Para contrarrestar esto, el gobierno ha iniciado convenios con Diconsa, buscando que la organización adquiera el maíz local en lugar de importarlo desde Sinaloa. No obstante, los precios del maíz, que se cotizan en bolsas de futuros, presentan un desafío económico, ya que los agricultores locales aspiran a vender a precios más altos que los ofrecidos por Diconsa.
López Leyva también destacó que, aunque en 2022 se experimentaron problemas de abastecimiento debido a irregularidades en Segalmex, hasta el momento, Oaxaca no enfrenta escasez de maíz ni de frijol, gracias a la implementación de estos programas de autosuficiencia. El estado, siendo un gran consumidor de frijol, ha logrado mantener un flujo constante de este grano, pese a las pérdidas en las cosechas de estados productores como Zacatecas.
La apuesta de Oaxaca por la autosuficiencia alimentaria, especialmente en maíz, no es solo una estrategia económica, sino una necesidad imperante para garantizar la seguridad alimentaria en un estado donde este grano es esencial para la vida diaria. El reto de incrementar la producción a ochocientas mil toneladas en los próximos años será una prueba de fuego para la administración estatal, que busca no solo satisfacer la demanda interna, sino también asegurar que cada familia en Oaxaca pueda depender de su propia producción para su sustento.
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