Misael Sánchez
Ray Chagoya, presidente municipal electo de Oaxaca de Juárez, busca una transición en orden y con paz.
Consciente de los grandes retos que enfrenta la capital, desde la crisis de la basura hasta la falta de agua, Chagoya se declara dispuesto a escuchar, trabajar desde el territorio y forjar una alianza con la ciudadanía, el gobierno estatal y federal para asegurar soluciones sostenibles.
En entrevista con representantes de medios de comunicación, el presidente municipal electo no solo extiende su mano a la ciudadanía, sino que muestra un claro compromiso con el diálogo, la transparencia y la acción coordinada.
Chagoya ha dejado claro que su objetivo primordial es garantizar una transición pacífica y ordenada, bajo el lema de una «Oaxaca de paz».
Con una visión firme de cambio, busca corregir la indolencia que afecta a la ciudad, desde la deuda pública de más de 400 millones de pesos hasta los problemas de servicios básicos como el agua y la recolección de basura, los cuales han sido un punto de fricción constante entre los vecinos y las administraciones anteriores.
“Nos hemos empapado de información, pero no todo lo que nos dicen es correcto; debemos validar los datos y ser muy maduros en la recepción,” señaló con firmeza.
El presidente municipal electo destacó la importancia de atender los cinco principales retos que aquejan a la ciudad: el abastecimiento de agua, la gestión de la basura, la seguridad pública, el mantenimiento de vialidades y la creación de espacios verdes.
Chagoya recalcó que, aunque algunos de estos problemas no sean competencia directa del municipio, su gobierno estará presente, trabajando en coordinación con el estado y la federación. «El municipio tiene que coadyuvar, aunque no sea un tema directamente nuestro, como el agua,” afirmó.
Chagoya también mostró sensibilidad hacia los espacios de esparcimiento para las familias oaxaqueñas.
Al hablar desde su propia experiencia personal, recordó cómo sus hijos pequeños le piden salir a jugar los fines de semana.
“Necesitamos más espacios sanos, más jardines recreativos, más áreas verdes. Esto no solo es una necesidad urgente, sino un derecho de las familias para respirar aire limpio y disfrutar de la ciudad,” comentó.
En su intervención, dejó entrever su emoción por el apoyo federal que, según él, pronto beneficiará a la ciudad.
Durante una reciente visita a la toma de protesta de Claudia Sheinbaum, Chagoya escuchó con entusiasmo la promesa de instalar diez plantas separadoras de residuos en el país, una de las cuales espera que llegue a Oaxaca de Juárez.
«Nos emocionamos mucho, hasta hicimos una porra. Esto es una excelente noticia para resolver de fondo el problema de la basura en nuestra ciudad,” compartió, demostrando su optimismo sobre el futuro ambiental de Oaxaca.
El enfoque territorial de Chagoya no solo es un eslogan; es una estrategia integral que involucra a la ciudadanía a través de diálogos vecinales y tequios.
Su equipo de transición, compuesto por vecinos comprometidos con la cuarta transformación, ya está desplegándose en las colonias para escuchar las necesidades más urgentes. Este colectivo se distingue por estar, como él mismo dijo, “100% en el territorio.”
Sin embargo, Chagoya no minimiza la magnitud de los retos. Al referirse a las problemáticas estructurales de la ciudad, como el mobiliario educativo o la seguridad en los espacios públicos, reconoció que, aunque las demandas son múltiples, el presupuesto es limitado.
“Hay que enfocarnos en lo que más nos está doliendo. No es posible resolver todo, pero sí podemos priorizar y gestionar con profesionalismo,” señaló con realismo.
Al final, Chagoya hizo un llamado a la ciudadanía para unirse en este esfuerzo de transformación. Consciente de que el éxito de su gobierno depende de la colaboración de todos los niveles de gobierno y, sobre todo, de la participación activa de los vecinos, aseguró: “Seremos insistentes, persistentes y necios en los grandes temas que tenemos en la capital.”
Así, Ray Chagoya se presenta con los pies en la tierra, un presidente que mira hacia el futuro sin olvidar las raíces de su pueblo. Con una administración basada en la cercanía con la gente y una disposición incansable para escuchar, su promesa de una «Oaxaca de paz» parece más que una meta política: es una visión compartida, construida paso a paso con la comunidad.
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